Creado en el año: 2.011
Óleo sobre lienzo: 1.46x114
Os dejo un poema que me ha regalado mi amiga Amelia. Por cierto, cualquier día le devuelvo el regalo, porque ella misma me está enseñando de qué va esto de la poesía. Sí, he empezado a asistir a las clases de poesía que imparte en Narón, con gran satisfacción por mi parte. Un lujazo de curso, en el que me lo paso "a lo grande" (que no lea lo poco poético de mi expresión, que lo mismo me suspende).
ALLEGRO VIVACE
Apenas el silbo de un trazo debutante
-jugando, como niña en abriles,
sin mancharse la ropa-
nos contó que tenías oficio.
Más, ¡ay!, que de paja no se han hecho palacios
y las damas tapan en tules los brocados de la piel más bella.
¡Oficio sin melodía
no lleva al arte!
Y tú, sabedora de estos caminos,
aventuraste tu paleta en cotillón
y en celebraciones;
aquel silbo maduró su encomienda
y nos contó, esta vez,
como germinaba un artista.
Los primeros desmanes,
una vez concluso
el borrador del pentagrama
-y fruto de un ánimo libre-,
engrosaron las texturas
en un privilegio de colores:
amarillos, glaucos, añiles, rojos y naranjas
quisieron trocar el “no” en “sí”,
y el “ya veremos” en un categórico “ahora”.
Un remolino de espliego
-nacido en algún despiste de Eolo-
y el aleteo de una caterva de risas
decidieron alborotar el sueño plácido
de unos lienzos que, en tu haber,
clamaban serenatas
Y de esta suerte, esa travesura de acordes
enseñándole los dientes al blanco
decidió romper
el molde de los espejos.
Y así, madura ya tu batuta,
y la vereda salpicada en nuevas huellas,
tus pinceles se aprestaron a interpretar
un allegro vivace
Autora del poema: Amelia de Querol Orozco
¡Qué pena que no salga del tañamo real!. Creo que, de todo lo que te conozco, y es mucha obra la que te conozco, esta es la más impresionante. Chapeau.
ResponderEliminarLei è bellisima. Un piazzere (è o non è con duppia zeta?)
Arribedela.
Ahora que lo miro... ¡piacere!.. no sé en qué estaría pensando. NI una, ni duppia... che. Piacere.
ResponderEliminarGrazie mile.Non ho capito ¿Ley? le dices usted es bellisima a mi pintura.
ResponderEliminarGallego, castellano, italiano pero ti que é o que falas? Como se entere Nieves... Buona notte.
A domani
Pues sí, grazie milLE. Y no le digo usted es bellísima, no. digo, ella (lei) es bellísima... ¡Como se entere Nieves!, jejejeje (suspensas las dos)
ResponderEliminarBuona notte.
Ya sabes que yo lo hice a propósito
ResponderEliminarlo sé...¿lo sé? Vale, ¡Lo sé!
ResponderEliminarUn remolino de espliego
ResponderEliminar-nacido en algún despiste de Eolo-
y una verbena de tojos
han inundado tus pinceles
ya casi desde su cuna.
El aleteo de una caterva de risas
ha estado siempre alborotando el sueño plácido
de esos lienzos que, en tu haber,
andaban clamando serenatas.
Apenas el silbo de unos trazos pudorosos
-jugando, como niña en abriles,
sin mancharse la ropa-
nos contó que tenías oficio.
Más, ¡ay!, que de paja no se han hecho palacios
y las damas tapan en tules los brocados de la piel más bella.
¡Oficio sin melodía
no lleva la arte!
Y tú, sabedora de estos caminos
aventuraste tu paleta en cotillón
y en celebraciones.
Y aquel silbo de trazos pudorosos
nos contó, esta vez,
que estábamos ante una artista.
Los primeros desmanes,
una vez concluso
el borrador del pentagrama
-y fruto de un ánimo libre-,
engrosaron las texturas
en un privilegio de colores:
amarillos, glaucos, añiles, rojos y naranjas
quisieron trocar el “no” en “sí”,
y el “ya veremos” en un categórico “ahora”.
Y de esta suerte, esa travesura de acordes
enseñándole los dientes al blanco
decidió romper, definitivamente,
el molde de los espejos.
Y así hoy, con batuta docta
y la vereda salpicada en nuevas huellas,
interpretas este allegro vivace
ALLEGRO VIVACE. AMELIA DE QUEROL OROZCO
Mari... he cambiado un poco el poema. Ahora creo que está mejor. Te dejo esta segunda versión, más "madura".
ResponderEliminarUn beso
ALLEGRO VIVACE
Apenas el silbo de un trazo debutante
-jugando, como niña en abriles,
sin mancharse la ropa-
nos contó que tenías oficio.
Más, ¡ay!, que de paja no se han hecho palacios
y las damas tapan en tules los brocados de la piel más bella.
¡Oficio sin melodía
no lleva al arte!
Y tú, sabedora de estos caminos,
aventuraste tu paleta en cotillón
y en celebraciones;
aquel silbo maduró su encomienda
y nos contó, esta vez,
como germinaba un artista.
Los primeros desmanes,
una vez concluso
el borrador del pentagrama
-y fruto de un ánimo libre-,
engrosaron las texturas
en un privilegio de colores:
amarillos, glaucos, añiles, rojos y naranjas
quisieron trocar el “no” en “sí”,
y el “ya veremos” en un categórico “ahora”.
Un remolino de espliego
-nacido en algún despiste de Eolo-
y el aleteo de una caterva de risas
decidieron alborotar el sueño plácido
de unos lienzos que, en tu haber,
clamaban serenatas
Y de esta suerte, esa travesura de acordes
enseñándole los dientes al blanco
decidió romper
el molde de los espejos.
Y así, madura ya tu batuta,
y la vereda salpicada en nuevas huellas,
tus pinceles se aprestaron a interpretar
un allegro vivace
Amelia de Querol Orozco.